El presente está hambriento.
Encuentro dentelladas en mis recuerdos,
quemaduras en las sonrisas viejas,
olor a cuerpo rendido
y unos labios de metal con voz desmantelada..
El presente no necesita
del niño que solía ser
y me vincula a una inercia
que aborta todos los deseos acurrucados.
Mi presente inaccesible,
cerrado y rígido,
alumno privilegiado del miedo.