Llegar a la meta, subir al podio y después el olvido y el fracaso.

Realidad.
Desperté en la pista, seguía corriendo y no había nadie que quisiera adelantarme. Empecé a buscar el ritmo adecuado.

Plenitud.
Aumentar las distancias. La meta dejó de ser el objetivo, se convirtió en una consecuencia madura.
