Es increible la estupidez del ser humano. Nos creemos dioses, seres invencibles, superiores... pero en realidad somos unos mortales insignificantes y diminutos ante la grandeza del mundo.
De insignificancias sí, habla el poema. Y de darnos cuenta de que el sitio que nos corresponde no está en las grandes acciones, eso es otra cosa, otra parte de la vida. Hay que separar.
Respecto a la muerte, aunque siempre anda rondando, ahora mismo no le compraría nada.
5 comentarios:
Es increible la estupidez del ser humano. Nos creemos dioses, seres invencibles, superiores... pero en realidad somos unos mortales insignificantes y diminutos ante la grandeza del mundo.
Un saludo.
Pues sí; si nos acostumbráramos a la idea de niestra propia muerte, lo entenderíamos todo mucho mejor.
Pues no y te bajas del camión.
Si nos acostumbráramos a la idea de que tras la muerte habrá más seres que querrán disfrutar del planeta, ya gloria bendita.
Desanonimándome...
retornan al no saber, al humo, la sangre y la estrechez y si, lA propia muerte es un lugar al que acostumbrarse, sin amnesia... creo.
:)
De insignificancias sí, habla el poema. Y de darnos cuenta de que el sitio que nos corresponde no está en las grandes acciones, eso es otra cosa, otra parte de la vida. Hay que separar.
Respecto a la muerte, aunque siempre anda rondando, ahora mismo no le compraría nada.
Abrazos y BErsos a los tres
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