ponzoña, chocolate, sábado o ciencia.
El amor se puede invocar diciendo
hipoteca, costumbre, lumbre o cupido.
La muerte puede ser un alivio,
un destino apetecible, aplauso, herencia.
El sol puede salir por el sur y la duda,
por los ombligos y puede no ser luz ni vida.
Pero tu nombre ha de tener semántica firme
y hablar solo de quién eres desvestido.