Sabía freír croquetas por dentro
y dejar cruda la piel de la gula
Capaz y capataz de expediciones
reiteradas al polo sur hiperactivo
Jamás le noté interesado en lo corriente.
Prefería dar consejos a Sísifo
o sus campañas pro rueda de molino
Se le podía oler llegar, enfrascado siempre
en el aroma aritmético más enrevesado
Jamás estuvo quieto cinco minutos.
Todos sus logros requerían después y para siempre
del pecho y la gola, del escaparate y la luciérnaga
Jamás vi a nadie sonreír con tanto miedo
como lo hacía
el complicado hombre sencillo
2 comentarios:
Me encanta este poema. Luminoso, dadaísta y rico en imágenes. "Aroma aritmético". Genial.
Enhorabuena al autor.
Gracias por pasar a comentar Javier. Me alegro que para ti haya hallazgos en estas líneas. Un abrazo.
Publicar un comentario