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El síndrome del turista
empoderado, el síndrome de tolerancia vicaria, el síndrome de la churra
amerinada (y viceversa), el síndrome de la burbuja empanada, el síndrome del
inventor de síndromes (morbilidad por las nubes), el síndrome del jilguero
gilipollas, el síndrome de la cabra carnívora y sin monte, el síndrome del
vertiginosos alpinista, el síndrome del amor a medida, el síndrome del banco al
sol ligero, el síndrome del boxeador costurero, el síndrome de Heidi cagando,
el síndrome de la trucha de cloaca, el síndrome del ascensor sin botones, el
síndrome del anaquel que sonríe, el síndrome del angelito frito, el síndrome de
la alberca con barracudas, el síndrome de la voz cuesta abajo (también: de mutismo
selectivo sin criterio), el síndrome del cuervo con aliento de canario, el
síndrome del poeta primorosamente uniformado, el síndrome de la bocina con
estos pelos, el síndrome de la libertad duradera, el síndrome de la teta con
dientes, el síndrome de la oreja de mar con otitis, el síndrome de la perla que
pasa desapercibida (también: del diamante por pulirse), el síndrome de la
estaca amable, el síndrome de la bruja me sigue pero no me toca, el síndrome de
la masculinidad funambulista (también: de no haber hecho la mili), el síndrome
de haber nacido ayer (independiente de la fecha de nacimiento, también: de no
hay guindos suficientes en este mundo).
El síndrome de todos los
síndromes: el del chiste del predicador, el relativista y tú.
Este es mí producto para un mundo lleno de potenciales pobres
compradores
he patentado estos males porque
espero hacerme rico, como la miel, imprescindible, que me tiren flores
espero que me crezca la chorra para que los míos, vosotros, podáis
subir al cielo abrazados a ella
espero que la gente se canse de morir de cáncer
o de pinzamiento en el quilómetro quince, la niña bonita
muerta de uno de mis espasmos a medida
espero que la gente acate estas nuevas muertes, que se desviva por los
infiernos que traigo
Inventor, emprendedor, encendedor mejor que mechero, y coleccionista
de corbatas
lo tengo todo para tus vástagos alicaídos
soy el futuro asegurado, sé dónde están los desvanes en los que
guardáis las vergüenzas y los hijos deformes
Licenciado en gritos pulcros, en colibrís hipodérmicos, en palabrería
de eunuco con megáfono
sé de discursos tautológicos, los recito, nudos marineros con la
lengua. Sé comerme
mis palabras cuando un dios mayor me lo manda
Experto en modas, modismos, escorzos y contorsiones. Me adapto bien a
todos los climas, no tolero bien las temperaturas pensantes, duermo a la
parrilla para que huelas mi carne
Vengo a aprovechar este diluvio universal de ingenuos
Vengo a despertar vuestra codicia, eso que llamáis oración o destino
Vengo a despertar el hambre que no se sacia, el ego que no se cansa,
vengo para
patada en la puerta
y traer una vida larga y arrastrada y gastarla, con uñas y dientes,
poniendo lazos en vuestras paredes de miseria
Esta es mi oferta:
Si usted no baila, otro querrá elegir su muerte
2 comentarios:
El síndrome del emprendedor sin proyectos... porque si das en el clavo, das el pelotazo y te forras como el tío Gilito por la panda de gilitopollas que te van a comprar todo lo que no necesitan pero que creen que sí. El capitalismo es lo que tiene, que toca con su varita mágica al listo que sobresale del resto del redil.
San Amancio Ortega, ruega por nosotros.
Un abrazo.
Joder, "dar el pelotazo", ¿hay alguna expresión más demostrativa de lo abyecta que es nuestra organización social?, de su tendencia al lucro, a la competitividad como censura ya que no parte de la igualdad... buff, hoy estoy (más) sensible y me ha dado hasta asco leerla.
En fin, veo que has captado lo que quería transmitir. Dentro de mis posibilidades seré un hereje y hablaré mal de San Amancio y sus múltiples caras. Ni puedo ni quiero hacer otra cosa.
Un abrazo
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