29 de agosto de 2018

Trabajitos de mejora en la agenda


soy un hombre de saldo en pecho

que si abro la puerta se cuela
que si ofrezco superficie al carnero
que si vuelvo no vuelas

del dicho queda apenas vara
y chispazo maltrecho

corre que la sala me espera
rellena de la caterva de siesos

con estos restos esta cremallera

este silencio que deja la llaga y el luego

22 de agosto de 2018

Otra vez me he dejado las llaves puestas por dentro


Cierra el grifo.
Cierra el pico, la boca y el buzón.
Cierra la puerta del sótano.
Cierra que se escapa el pathos.
Cierra la herida sin sutura, aproxima los labios.
Cierra la niebla y disimula.
Cierra España y maricón el último.
Cierra la cancela del jardín.
Cierra el mes, el trimestre, el año, el eón, el futuro fiscal.
Cierra el libro y el corazón al galán de la gardenia.
Cierra y que no te saque de quicio la penumbra de agosto.
Cierra el gas que si no vuelas.
Cierra la caja para que encoja el recuerdo.
Cierra el ciclo de búsqueda y renuncia.
Cierra la iglesia si el cepillo babea, lleno eres de gracias.
Cierra el bote de los tontos de rosca.
Cierra el contrato, la ganancia, la picana y el humilladero.
Cierra la despensa que conserva lo que eres.
Cierra por liquidación, por traspaso, por defunción, por sano hartazgo.

Da llamada.
Buenas noches.
¿El cerrajero?
Necesito abrir la tumba de Tutankamón.

15 de agosto de 2018

El acomodador y el hombre en serie


Y sí, salir de la vida. Lo escribo y me da miedo, de la vida decorada, de la que esgrimen los expertos en dentera y lágrima; pero es que ya no veo entre tanto traje enhiesto, entre tanto día impuesto y no encuentro solución salina para este pescado que ya dice papá.
Sí, salir del mundo, y que más quisiera haberme atrevido al huerto singular, al silencio arisco, a la alimaña, a la yesca del afilador, al discurrir lento y que me tengo que sacudir este temblor de rama para decirte que no compartimos ambición y que ni en venta ni en vena, ni encadena ni en racha, quiero ser parte del despiece.
Estoy cumplido, amortizado en mortero primoroso, olor de especia exótica, una rareza eligiendo azote, hecho polvo de aspavientos. Que no puedo con mi sombra ahora que la veo y tomamos cortadillos y nos mojamos en la superficie de ese café de ayer, denso e iridiscente.
Sí, borrarme sin taconeos, que sepas que alguien estuvo en mi cuerpo, pero no estar. Salirme de la turra dualista de los materiales de derribo, del cerebelo hecho mitin, encontrar corzos brincando por mis excepciones y mira ese monte medio hombre, qué pataje, mascando vinagretas y acariciando la orilla.
No moverme de ese entonces, investigar su infección humilde hoy. Puedo ser el engoñipe de mis venas rijosas. Líquido, agua fresca para el cemento desarmado, por fin, cubos y cubos, que este ser de plomo fundido y fondo se nos quema en la sartén donde bailan los debutantes, que se le asfixian los oficinistas y los dedos sobre ventanas a ninguna parte, que se le abre el cielo y lo perdemos a través de sus gestos.
Zambullirme en una duda elemental: cómo se sale de este almizcle, de este olor a muerto en cuarto emperifollado a cal y canto, de esta tienda de sobras que no encajan. Cómo, si uno quiere ser ave de tendedero, cigüeña en desguace, culebra de luz ascendiendo el montículo de la mierda universal.
Sí, ser fuera de entonces el lado sucio del telón, la roña bajo las uñas justificando una ausencia de años, dar voz al grito para saludar al vecino que regresa a su envidia cargado de medias tintas y lengua de ley empedrada.
Sí, unos hombros de mi talla, un cielo con costuras pasadas, las afueras con jardines y sin tanto polvo, el campo mordiéndome los tobillos. Busco el suspiro del que encuentra la postura cómoda en el féretro.

7 de agosto de 2018

diminutillo


273.

enseguida se olvida debajo
del alacrán
el germen de la muela de leche

incubada por la piedra
la hondura de un humor desértico
y camina y tira y afloja y desplome y
hocico huraño en vertedero

mírame y si me tocas
que sea a dentelladas

enseguida ya mañana
rodadura de la roca faldera
se presenta para la caída
oportuna

perdone usted aguijón y cuanto viejo
escombro en unas pocas horas
y qué son estas líneas

enseguida
desde la muerte
uno recuerda cómo se abre el poema

5 de agosto de 2018

Si no invitan a tu niño cojo a la fiesta


pasa que el pastel ha encogido
mojado de mentiras y uñas
sucio de años cascados calderilla
de ver crecer la promesa y la chepa
la alforja de sus permisos empacho
de ofrendas y pieles en depósito

pasa que en los estrictos ritos de acceso
no caben más tarados
pero las escuelas de muescas rebosan
de aspirantes eternos
a bala de limado mordisco y ceguera
selectiva a la alambrada

pasa el acceso estreñido de tanto mármol
invitaciones que se pagan con
llanto rabietas y fosas natales irrenunciables

pasa que deberíamos dejarlos en su torre
iniciar el estado caníbal de las cosas
servir el temblor de sus cuerpos
macerado en vida fácil
desplumarlos
la carne desprendida de cualquier perdón
desmembrarlos
sorber el veneno de sus cabezas de pedrisco
deshuesarlos
que en esta costra comen cientos
darles un auditorio vacío
y negarles la última palabra