Fin /
Hay un lastre en los ojos
que nos clava
la mirada al suelo la tensión
a la anécdota al círculo
al ancla apresurada del aquí
Mientras los astros imposibles
los pájaros mezclados
los charcos de la lluvia que llegó
antes que el peso del cuerpo
ignoran
En un espacio inmenso
juegan los niños y la duna
nosotros a puerta cerrada
no sabemos ya distinguir su gozo
su algarabía de un grito de auxilio
de semana /
Ayer ámbar intermitente
del atasco y del irse la luz entre los pinos
inclinados en la autovía
extraña la resignación
el trayecto de las gentes hastiadas
ya no sorprende el fogonazo al mártir
espeso probar intentar seguir
la corriente la fila que no pare
alguien delante frena y puedes ver resina
en el acelerador en el acecho en el gesto
dentro del habitáculo
no hay ningún lugar al que ir
Hoy el mar
de piñas da la espaldas al inmenso estómago
del mundo a vela
Hoy el mercado y Miguel pidiendo un piti
he pescado bastante
para hoy unas botas y un euro por coche varado
en la arena verborrea de una vida incandescente
tiene algo él tiene algo de animal posee
lo que el miedo no nos deja ver
debajo de su etiqueta de pila
Ayer no era posible
esta conjunción de pinocha y diésel
pero ahora con la voz de la marea de fondo
atento suenan las vértebras se derrama
lo que no se hace lo que no se dice aflora
pero sigue abierta la grieta
sangrando la conciencia sigue
parece que puede contenemos
el aliento
el mundo el niño y la orilla
reconquistar los espacios angostos
de este existir monacal con piel de ansia
puede
La necesidad no es virtud
es combustible
para iniciar la pérdida y regresar al claro
en la playa
que empieza al pie del portal
puede que encuentres tu casa
esperando que contar
lo que tengas